jueves, 27 de marzo de 2008

Cambiar moralmente, mejorar socialmente

29/06/08 Cambios realizados en el texto

- Castellano

Ernesto Guevara definía al "hombre nuevo" como aquella persona no dominada por los intereses individualistas. Personas que luchasen por el bien de la sociedad en su conjunto y no por puras individualidades, eran necesarias para que una revolución socialista triunfara a la larga (además de otros aspectos como la internacionalidad de la revolución, la lucha contra el imperialismo, la no burocratización de las instituciones, etc). No sólo definía como debería ser ese "hombre nuevo", sino que deba ejemplo de ello; su austeridad en los cargos en los que le tocó trabajar en Cuba después del triunfo de la revolución y el trabajo voluntario son buena muestra de ello.


Hoy, en el siglo XXI, hay que ir más allá no sólo porque el capitalismo y sus consecuencias se han radicalizado, sino porque esas mismas consecuencias conllevan tal deterioro humano y ecológico que nos están llevando a un punto de no retorno. El "hombre nuevo" a forjar en este siglo, además de tener una visión humanista y una actitud solidaria y fraterna con los demás, ha de ser consciente del peligro que supone la destrucción del medioambiente. Si se siguen destruyendo todas aquellas condiciones que permiten nuestra existencia y las de las demás especies, no habrá futuro.


La Unión Soviética, el capitalismo y el siglo XXI

Ese cambio hacia la moral y el razonamiento saludables, esa evolución espiritual que ha de despertar en el interior del ser humano, es necesario para construir un nuevo sistema anticapitalista, llámese Socialismo, Socialismo del siglo XXI o Ecohumanismo. Precisamente ese aspecto era uno en el que ponía mucho énfasis el Che hasta tal punto que llegó a predecir la caída del socialismo soviético, no sólo por su burocratización y su falta de democracia, sino por la falta de ese "hombre nuevo" que no se encontraba precisamente en la cúspide de la pirámide de poder.

La búsqueda de esa mentalidad no es fácil. El propio sistema capitalista, además de provocar grades catástrofes humanas y medioambientales, se esfuerza en perpetuarse en el poder. Para ello, colapsa moralmente a la sociedad que podría propiciar la caída del capitalismo de una manera enérgica, la sociedad “occidental”. Este (des)orden económico deshumaniza a los humanos en todos los aspectos; transforma una sociedad en individualista (tanto en el consumo, el ocio, el trabajo), por consiguiente, en egocéntrica y por consiguiente, en nihilista (pérdida del norte moral), cuando esta no está sometida a la pobreza material (que es la mayoría de la población mundial). Si un cambio humanista ya era difícil en los años 60, ahora aun lo es más.


El ejemplo del Che y nuestro papel hoy

Ernesto Guevara nos muestra que un cambio en nuestra mentalidad y acción es posible. Este, no pudo quedarse indiferente frente a las injusticias de su continente y decidió luchar y dar su vida por aquello en lo que creía. Su lucha anticapitalista venía precedida por su conciencia, la cual esta misma se desarrolló con fuerza a través del conocimiento in situ de América Latina al realizar su primer viaje por el continente con su amigo Alberto Granado. Su paso fue una cuestión de dignidad, al igual que alguien no puede mostrarse indiferente cuando observa la violencia machista, este no podía mostrarse indiferente frente a las desigualdades, injusticias y pobreza causadas por el capitalismo. Sus ideales fueron su alimento Su moral fue saludable.

Su ejemplo es útil, no especialmente por su lucha armada (ya que una transformación hacia el socialismo es posible democráticamente y la América Latina de hoy nos muestra que pese a las trabas del imperio y la oligarquía latinoamericana pueden elegirse gobernantes mas afines a las aspiraciones de la mayoría pobre), que también, sino por su evolución espiritual que lo catapultó en la lucha por un mundo mejor.
Pese al gran control que ejerce el capitalismo sobre la población, generar conciencia hoy es posible, ya que el propio sistema no puede ocultar con rigor su corrupción estructural y su naturaleza autodestructiva. Las desigualdades sociales y el cambio climático son buena muestra de ello. Entonces, depende de cada uno el dar el paso de querer conocer más (a pesar de los blindajes mediáticos de los grandes medios de comunicación, que sin duda conforman un gran poder para controlar el pensamiento de la sociedad), desarrollar su conciencia, y con esta, su acción. Para ello, no sólo hay que creer y luchar por un sistema económico diferente que no divida la sociedad en clases y destruya el medio ambiente, sino que hay que dar un paso espiritual, un giro moral en nuestra propia moral para rescatarla y humanizarla, y desarrollar así una actitud no individualista, fraterna y solidaria con los demás, con una visión ecohumanista.

La construcción de un nuevo orden no podrá sobrevivir sin este cambio interior. "O revolución socialista (en todos los sentidos) o caricatura de revolución".

1 comentario:

Eduard Muntaner Perich dijo...

Estic molt d'acord amb el missatge de fons, però no amb l'exemple.

Jo és que com rebutjo la via armada de principi, el Che em sembla un exemple sí, però un exemple del camí que no s'ha de seguir mai. L'excusa de que el capitalisme genera violència de sistema i per tant és lícit "defensar-se" em sembla totalment fora de lloc.

Mai entendré el pacifista amb la samarreta del Che.

La revolució no es fa a la selva amb un fusell a l'espatlla, sinó a l'interior del cap de les persones. Per mi la revolució social implica una transformació personal prèvia, que de fet ja és això que dius d'alguna manera. És aquesta evolució espiritual a l'interior del ser humà.

Per mi l'Home Nou seria aquell que s'autoaplica la màxima de Gandhi, "sigues el canvi que vols veure al món".